miércoles, 29 de abril de 2015

Mi hijo le tiene miedo al agua

El clima caluroso de primavera y verano ya está aquí y con él llegan las ganas de echarse un buen chapuzón en cualquier alberca, tina o hasta cubeta que encontremos.

Los niños son quienes más disfrutan estos días de sol, el agua es especialmente buena para su desarrollo general, contribuye a desarrollar un sistema respiratorio y unos músculos más fuertes, ayuda al crecimiento óseo y tiene un sin fin de beneficios para los más pequeños, pero hay ocasiones en que sienten miedo o angustia al tener que entrar a nadar, ya sea porque no les gusta tomar clase o porque no les gusta el agua en general. 


Uno como padre siente mucha impotencia y desesperación de que su hijo no disfrute el agua, no se aviente clavados, no meta la cara y prefiera quedarse sentado en la orilla viendo como los demás se divierten, ¿qué hacer en estos casos?, definitivamente no a todos nos agradan las albercas y puede ser que prefiramos otras actividades, pero lo que si no está a discusión es que aprender a nadar puede salvarnos la vida y es impresindible que los niños desde pequeños estén familiarizados con el agua para evitar accidentes fatales. 

Cada niño es diferente, los temores que sienten al nadar pueden tener orígenes distintos y por lo tanto no podemos generalizar, pero si se pueden seguir algunas recomendaciones generales que hagan que nuestro niño supere su temor.

Antes de describir cada una de estas recomendaciones me gustaría ser muy clara en el sentido de que nunca debemos regañar o castigar a un niño por sentir miedo, ni al agua ni a ninguna otra cosa, mucho menos hacerlo frente a otras personas, ya que esto solamente generará mayor angustia y ansiedad, su autoestima se mermará y se sentirá humillado por quien más quiere: sus padres. 

Ahora si, habiendo explicado lo anterior, le dejo las recomendaciones para poder hacer que su hijo supere el miedo a nadar:
  1.  Antes de sucumbir a la tentación de aventar al niño a la alberca para que supere su temor, preguntarle por qué siente miedo, qué es lo que no le gusta. Posiblemente la respuesta sea tan simple como: "es que el agua está fría" o "no me gusta este traje de baño".
  2. Una vez que sepamos a qué le teme, será mucho más sencillo el segundo paso que es: hablar con él, con paciencia y sin hacer escándalo, explicarle que no tiene por que tener miedo, que ahí están ustedes (sus padres) para cuidarlo y que lo quieren tanto que nunca lo llevarían a un lugar donde corriera peligro.
  3. Comenzar poco a poco: basándose en las técnicas de la terapia cognitivo conductual (para este tipo de miedos resulta ser de las más efectivas), ir exponiendo al niño a situaciones con agua, dependiendo el nivel de ansiedad que le provoque el agua comenzar primero con una tina con un nivel de agua bajo, después un chapoteadero o los escalones de una alberca, ir convenciéndolo de bajar cada vez un escalón más y otro y otro  más hasta que logre llegar a donde el agua le llegue al pecho sin agobiarse. Esto no se logrará en un dia o una semana, es un trabajo de mucho tiempo y es importante no pasar al siguiente nivel hasta que no se haya superado por completo el anterior. 
  4. Para ayudarlo en este proceso y hacerlo sentir más seguro y acompañado, pueden platicar con él de lo divertida que es el agua, de todo lo que podrá hacer y jugar una vez que haya vencido el miedo. Si es posible, pueden incluso abrazarlo o cargarlo cada vez que baje un escalón de la alberca, esto reforzará la confianza que les tiene y la de el mismo.
  5. No compararlo con los niños que no tienen miedo, esto solo empeorará la situación y sentirá que ha decepcionado a sus padres. 
  6. Si el niño está en edad preescolar, es decir, entre los 2 y los 5 años, puede ser de utilidad contarle cuentos donde el agua sea importante para la historia y gracias a ella los personajes logren sus objetivos. Déjenles pensar que la heroína de la historia es el agua.
 
En algunas ocasiones, los niños reaccionan como si tuvieran miedo a las albercas, lloran, patalean, no quieren ni acercarse pero posiblemente el miedo no sea al agua en si, sino que hay algo detrás. Por ejemplo: alguna vez supe de un caso en el que un niño de tres años se ponía muy mal cada que tenía que entrar a la alberca, después de platicar con él y observarlo, los padres notaron que el miedo no era al agua sino a que no alcanzaba a tocar el fondo con sus piecitos y esto le causaba angustia, una vez que lo cambiaron a una alberca donde si llegaba al piso se acabó el problema.
 
Este ejemplo que puede sonar muy sencillo y burdo realmente sucedió, pero hay otros casos más graves, que requieren mucha más atención, como sería el del niño que tenía incluida las clases de natación dentro del kinder al que asistía, cada que las maestras intentaban que tomara la clase junto con sus compañeros el niño se ponía muy ansioso y agresivo, en su casa le pedía a su mamá que no lo llevara a la escuela el dia que tenían natación y sin dar más explicación simplemente decía que era porque no le gustaba nadar, después de investigar mucho, la madre se dió cuenta de que el verdadero temor del niño no era al agua, sino al profesor de natación que en repetidas ocasiones había abusado de él. 
 
Así pues, aquí va una de las cosas más importantes para mi cuando se tiene un niño en edad preescolar: Tenemos que aprendar a escuchar y observar muy bien a nuestro niño, conocerlo profundamente y generar un lazo de confianza con él para que se anime a contarnos qué es lo que le ocurre y por qué. ¿Qué hubiera pasado si al pequeño del ejemplo anterior su madre lo hubiera presionado y castigado para que entrara a la clase de natación con un profesor que abusaba de él?, seguramente no solo la hubiera pasado fatal en la escuela sino que el daño se hubiera extendido hasta la edad adulta causando muchos problemas a su vida emocional y mental.
 
Acerquémonos a los niños y más que ser unos gendarmes autoritarios y militarizados, hagamos un vínculo de confianza y una conexión fuerte con ellos. Esto les beneficiará mucho en su vida de adultos y acarreará momentos de mucha felicidad para ellos y para nosotros. 

Ya saben que estoy a sus órdenes para cualquier duda o comentario de este o cualquier otro tema, me pueden contactar dejando un mensaje en el blog o vía facebook: www.facebook.com/eldivandelorena.
 
Y les agradeceré mucho compartan esta información o se suscriban al blog para seguir recibiendo articulos como este. 

¡Saludos!
 
 
 




martes, 28 de abril de 2015

¿Ansiedad, tristeza, insomino, pérdida de apetito?: puede ser la Serotonina

La serotonina es el segundo neurotransmisor del que hablaremos en el blog, para lo que no han leído el post de la dopamina, les diré que un neurotransmisor es una sustancia presente en nuestro cerebro que ayuda a que las neuronas se comuniquen entre si. La serotonina y la dopamina son algunas de estas sustancias. 

En el caso de la serotonina, las funciones en la vida cotidiana incluyen regulación del sueño, del apetitio, del humor, de la ansiedad, del deseo sexual y de la agresividad entre otras, como verán trabaja en equipo y en relación estrecha con la dopamina.


A pesar de estar relacionada con todas estas funciones, cuando hablamos de un desajuste en la serotonina pensamos en depresión, es por esto que cuando a una persona se le diagnostica depresión severa se recomiendan utilizar antidepresivos como la sertralina para mejorar su estado de ánimo.

En cuanto a esto me gustaría aclarar que solo un médico psiquiatra está capacitado para diagnosticar y medicar la depresión, el ejemplo anterior es solo ilustrativo y no es una recomendación médica de mi parte, si sientes tristreza persistente, ansiedad, desgano, pérdida de apetito o de interés por actividades que antes difrutabas es momento de acudir con un profesional ya que puedes estar sufriendo depresión y es totalmente controlable con el tratamiento adecuado, este puede incluir medicamentos (antidepresivos) y psicoterapia. 



En casos de ansiedad extrema o trastorno de pánico, la serotonina también se ve afectada disminuyendo sus niveles y acercando al paciente que los sufre a la depresión, es por esto que en casos como este también se recomiendan los antidepresivos como una opción para disminuir los niveles de ansiedad, las fobias y la angustia que conllevan. Otros síntomas de una serotonina baja pueden ser: esquizofrenia, autismo, ideas obsesivas, hiperactividad y estrés.

Como pueden ver, la serotonina está intimamente relacionada con el estrés y la ansiedad, es por esto que ejercicios relajantes, música tranquilizante, viajar, pasear, bailar y reir pueden aumentar sus niveles mejorando la sensación de bienestar y relajación.

Si sienten alguno de estos síntomas recomiendo consideren la opinión de un profesional que les podrá orientar para sentirse mejor y determinará si en su caso es necesario medicar antidepresivos.

Espero les haya sido de utilidad la información, ¡gracias por sus likes y shares!

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lunes, 27 de abril de 2015

¿Qué es la dopamina y cómo me afecta?

La Dopamina es uno de los muchos neurotransmisores que operan en nuestro cerebro. Los neurotransmisores son biomoléculas que transmiten la información de neurona a neurona. 

Aunque no la escuchemos mucho en la vida cotidiana, la dopamina tiene funciones básicas que sin ella no podríamos realizar, por ejemplo: recordar información a largo plazo, estar motivados, controlar correctamente los movimientos del cuerpo, regular el sueño, humor y atención, entre otras. 


Cuando la cantidad de dopamina en el cerebro, así como de los demás neurotransmisores, está ajustada dentro de los límites normales todo irá sobre ruedas, pero cuando se desajusta puede repercutir en diversas áreas de nuestra vida.

Cuando la dopamina es demasiado alta puede sufrirse estrés, miedo o ansiedad, por el contrario, cuando es muy baja se tendrá una sensación de confianza en sí mismo y tranquilidad. 

Pero dejemos todos estos tecnisismos e información médica atrás y vayamos a lo nuestro, a nuestra vida diaria.

Pero antes, un pequeño test:  

  • ¿Tienes sobrepeso? 
  • ¿Alguna adicción (tabaco, alcohol, drogas, incluso deporte o juegos de video)? 
  • ¿Te gustan los deportes extremos o los juegos mecánicos fuertes?
  • ¿Cómo andas de motivación en tu día a día? ¿Te levantas con ánimo por las mañanas o te sientes desmotivado y con desgano, desinterés y flojera por lo que haces?
  • ¿Tienes mala memoria?
  • ¿Sientes tristeza sin motivo aparente o exagerando la emoción frecuentemente?
  • ¿Tienes insomnio o sientes sueño durante el día a pesar de haber dormido bien?
  • ¿Estas continuamente de mal  humor? 
 
Si te identificaste con alguna o con varias de las anteriores, probablemente tu dopamina no esté en su nivel óptimo, pero no nos estresemos, es posible que sea un desajuste temporal y que el cuerpo por si solo vuelva a la normalidad. Pero si esto fuera demasiado fuerte para soportarlo o afecta a tu vida diaria es probable que necesites la ayuda de algún fármaco para nivelarlo, estos los recetan los psiquiatras y lo mejor sería acudir con uno para que evalue tu caso y te recomiende lo mejor para ti y tu situación. 

Seguramente te estarás preguntando, ¿por qué si respondí afirmativamente a las preguntas podría estar afectado mi nivel de dopamina?, la respuesta es simple: la dopamina regula varias funciones diarias y al verse desajustada provoca estos comportamientos y emociones. 

Asi pues, gracias a la dopamina, podemos realizar movimientos a la velocidad adecuada y coordinados,  un desajuste en ella se asocia con la enfermedad de Parkinson, donde los movimientos son repetitivos e involutarios además de dolorosos y es que la dopamina también esta asociada con el umbral de dolor.

Por otro lado, esta encargada de la búsqueda de placer y motivación, así que comer, consumir alcohol, drogarse o tener sexo pueden ser acciones que una persona busque aumentar su nivel de dopamina y con esto maximizar la sensación de placer, lo mismo sucede con las emociones provocadas al apostar, arriesgarse y emocionarse al extremo.

La dopamina también ayuda a que podamos centrar la atención y concentrarnos en una tarea, a recordar mejor a largo plazo y a aprender. 

Cuando este neurotransmisor se eleva considerablemente se puede caer en una psicosis, en esquizofrenia, asi que, si no alucinas ni escuchas cosas que no existen debes agradecerselo a la dopamina.


Por último pero no menos imporante es la función que tiene con respecto al humor y la depresión. Una persona con un desequilibrio en los niveles de dopamina puede sentirse desmotivado, triste, malhumorado o ansioso, pudiendo caer en depresión. 

Como vimos la Dopamina es un neurotransmisor muy importante que hace nuestra vida cómoda y llevadera. Pero existen más sustancias que trabajan en equipo con esta y que también son primordiales para nuestro funcionamiento, de estas platicaremos a lo largo de la semana.

Gracias por su tiempo y confianza y recuerden que pueden contactarme via este medio dejando un comentario en la sección de abajo, por facebook: www.facebook.com/eldivandelorena o en mi correo eléctronico: lorena.amescua83@gmail.com

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viernes, 24 de abril de 2015

Hijos de padres divorciados: ¿son menos felices?

Mucho se ha hablado de este tema, existen opiniones encontradas, desacuerdos, mitos, leyendas urbanas. Lo que yo puedo decir al respecto es que no hay una verdad absoluta aquí, como siempre en la psicología, se debe analizar caso por caso, todos son diferentes y se deben ver desde esta perspectiva de hetereogenidad.

No podemos asegurar que los hijos de padres divorciados sufran más,  como tampoco es verdad universal que los niños que viven con sus padres aún casados sean más felices o tengan menos problemas psicológicos. 


Pensemos un poco desde ambos enfoques, en el primer caso los niños saben que sus padres ya no se llevan como antes, pueden pensar que se han dejado de querer o que se odian, suelen estar en medio de los conflictos entre ambos progenitores, quienes consciente o inconscientemente los usan a su conveniencia para manipular al otro.

No es raro ver casos en los que la madre le dice al hijo "cuando veas a tu  papá le dices que no me ha pasado la manutención, que ya saque sus cosas de la casa, que no te lleve con su otra familia y que si lo hace ya no te voy a dejar que salgas con él". 

Mientras tanto, por el otro lado el padre le dice al niño: "dile a tu mamá que no quiero que te lleve de vacaciones esta semana porque yo quiero verte y te voy a extrañar, mejor vámonos nosotros de fin de semana a la playa, no le digas a tu mamá que te dejé hacer esto o lo otro que ella no te permite hacer" y esto por citar algunos ejemplos que se me ocurren, ya que la lista puede ser interminable, casi tanto como la creatividad de los padres en cuestión. 

Definitivamente esto no es justo para los niños, de verdad la pasan mal, están siempre entre la espada y la pared, tratando de complacer a ambos bandos y sintiendo tristeza, ansiedad o preocupación cuando las riñas (que están a la orden del día) se hacen presentes. Ellos aman a sus dos padres  y no quieren tomar partido por ninguno, el problema reside en que tanto mamá como papá suelen criticar al otro padre con el niño, a veces es inconsciente y sin dolo, y esto destruye la imagen que los hijos tienen de ellos y les causan verdaderos conflictos.


Asi pues, un niño que vive con su mamá y pasa solo algunos fines de semana con su papá, se sentirá cada vez menos cercano a él, lo cual puede repercutir en su desarrollo de varias formas, por ejemplo, la sociabilidad está dada por el padre, ¿a qué me refiero?, a que para que un niño pueda socializar de manera natural con otros niños o adultos toma el ejemplo del padre, esta figura le da seguridad y si no lo tiene presente en su dia a dia puede mermar el desarrollo de esta habilidad que es primordial para cualquier ser humano.

Por otro lado tenemos a los niños que viven con ambos padres, cualquiera pensaría que todo es miel sobre hojuelas en estos casos pero no siempre es así. Si los padres se llevan bien y hay armonía en la famila no tendremos porque tener ninguna dificultad, pero ¿qué pasa cuando los padres tienen conflictos continuamente, hay distancimiento, hostilidad e incluso otras parejas fuera del matrimonio pero no se separan para no hacer pasar a sus hijos por la experiencia traumática del divorcio?

¿A quién quieren engañar estos padres?, los niños son niños no tontos y se darán cuenta enseguida de que algo no anda bien, pueden percibirlo incluso cuando no han visto ni oído a sus padres discutir nunca. La atmósfera familiar cambia, el ambiente está tenso, hostil, el  mal humor de los padres se refleja inmediatamente en el trato que dan a los hijos, esto siempre ocurre, no importa que tanto se trate de disimular, los niños son muy perceptivos y los adultos se delatan facilmente. 

Los niños que viven en esta situación comenzarán a manifestar los signos de la ansiedad, la preocupación, la angustia que sienten en malas calificaciones, pérdida de apetito, desgano por hacer cosas que antes disfrutaban, irritabilidad y rebeldía y no es que sean mal educados o groseros, es simplemente que no saben que está pasando ni dentro de ellos ni fuera. 

Asi que, como podemos ver, sufren tanto unos como los otros cuando los padres tienen problemas, no queramos tapar el sol con un dedo al decir que no aprobamos el divorcio por el bien de los niños.

Pero no todo es terrible, existen familias que definitivamente funcionan mejor con distancia de por medio entre los padres, los hijos no viven la angustia de estar esperando una explosión de gritos en cualquier momento, saben que sus padres están mejor separados pero que los siguen amando y ellos no son los culpables de este distanciamiento, esto lo entenderán cuando se los expliquemos con calma y paciencia, nunca de otra manera. 

En resumen, a mi manera de ver, la respuesta a la pregunta inicial es no. 
No es cierto que los hijos de padres divorciados sufran más que los otros o sean menos felices. Tampoco es cierto que los hijos de padres casados la pasen mejor solo por el hecho de tener a sus papás bajo el mismo techo.

Asi que queda en cada pareja decidir ¿qué estilo de vida es mejor para nuestros hijos? y ser congruente con la decisión tomada.

Espero les haya gustado este artículo, que más que artículo es opinión y les sea de utilidad para tomar decisiones.

Les agradeceré me regalen un like o share en las redes y recuerden que cualquier duda o comentario pueden contactarme via facebook: www.facebook.com/eldivandelorena o twitter: @eldivandelorena.

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¿Hijos únicos si o no?, una opinión desde la experiencia

A diferencia de los otros artículos que he publicado en este blog, empezar este me fue especialmente complicado, ¿por dónde empiezo? ¿por la información que da la psicología como ciencia al respecto, por mi experiencia como hija única, por mi opinión?, no se, es demasiado para una sola entrada.

Me parece que lo más sencillo es comenzar por las ideas que las personas tienen en general acerca de los hijos únicos, se dice que somos egocéntricos, egoístas, caprichosos, intolerantes, consentidos y que estamos "echados a perder" y la verdad es que si, en mayor o menor medida cumplimos con este perfil, lo admito, es dificil ser hijo único, la educación que recibimos es diferente (por mucho que nuestros padres traten de no volvernos unos pequeños mounstritos), no se puede negar que el trato y la atención siempre serán diferentes cuando se tiene un solo hijo que cuando se tienen dos, tres o más.
 
 Como todo en la vida, ser hijo único tiene ventajas y desventajas. Algunas de las ventajas que yo encuentro pueden ser:
  • Mayor atención, tiempo para platicar, para jugar con los padres.
  • La economía no estará tan justa como cuando se tienen más hijos.
  • Los padres, ya sea por culpabilidad o por gusto real, le darán todo a sus hijos, y cuando digo todo es todo: clases de mil cosas, juguetes, apapachos, regalos sin fin, etc.
Entre las desventajas que veo pueden estar:
  • No hay con quien jugar, yo recuerdo haber pasado horas de aburrimiento, intentando crear algún juego de una persona, si bien es cierto que podía jugar a lo que yo quisiera sin necesidad de ponerme de acuerdo con nadie, no había quien me devolviera la pelota, quien me persiguiera, quien me ayudara a sostener la cuerda o el elástico. Así que mis compañeros de juego resultaron ser la pared que me devolvía la pelota y las sillas que me detenían el resorte (con poco éxito).
Antes de continuar quiero aclarar que no es menester de este artículo que generar sentimientos de compasión, culpa y lástima de ningún tipo, solo es un relato de cómo lo viví yo y las razones por las cuales mantengo mi postura de que siempre será mejor más de uno.
  • Ahora si, volviendo a las desventajas, me gustaría agregar que al ser todo para uno mismo, la cuestión de compartir, esperar y ser empático se dificulta un poco, desde luego que con la adecuada educación de parte de los padres se puede aprender, pero no es precisamente nuestro fuerte.
  • Otro punto que recuerdo de mi infancia es que, al estar en contacto casi todo el tiempo con adultos solamente, el desarrollo psicológico se acelara increiblemente, así pues, resulté ser una niña con un vocabulario extenso a corta edad, con visión a futuro de adulto y angustias de adulto también.
  • Por último, está la dependencia, el vínculo entre padres e hijo único se vuelve muy fuerte, esto es bonito en cuanto a que se tiene una relación estrecha con ellos, de confianza, de complicidad, lo malo es que los límites de los roles y papeles familiares pueden volverse , complicando la dinámica y dificultando la separación e independencia necesaria en la adolescencia y adultez.
Los hermanos son los compañeros de vida que nuestros padres nos regalan, es posiblemente la relación más larga que exista ya que inicia desde el nacimiento y en el mejor de los casos continúa hasta la muerte. Los hermanos son cómplices, amigos, enemigos, compañeros, rivales, defensores de los derechos del otro, consejeros, acompañantes. 

Como seguramente ya notaron, mi postura es hacia las familias con más de un hijo, desde luego cada caso es diferente y hay ocasiones en que esto no es posible por algún motivo. En estos casos mi recomendación es tratar de minimizar las actitudes y la educación que puedan llevar a las desventajas que puntualicé anteriormente. 


Algunas recomendaciones para lograr esto son:
  1. No ser dominante, dejarlos ser y procurar que tomen sus decisiones orientándolos pero sin presionarlos
  2. No ser sobreprotector, esto suele ser difícil para los padres de un hijo único (diganmelo a mí), piensen que su hijo es tan vulnerable como cualquier otro niño, déjenlo salir con amigos, ir a los paseos escolares, ir a comer a casa de sus compañeros, etc. Obviamente, todo de acuerdo a la edad del niño y no expeniéndolo a peligros evidentes e innecesarios.
  3. Dejarlos que se equivoquen, suele ser la mejor manera de aprender
  4. No le des todo lo que pida, debe saber que no siempre se gana y que obtener lo que se quiere cuesta.
Espero que esta información les haya sido de utilidad, para mi que no hay nada mejor que la voz de la experiencia, si quisieran ahondar en el tema o quedara alguna duda o comentario, por favor haganmelo saber por este medio, por facebook: www.facebook.com/eldivandelorena o twitter: @eldivandelorena.
  
¡Saludos!


jueves, 23 de abril de 2015

Miedo al trabajo: Ergofobia

La ergofobia se define como el miedo al trabajar, a asistir al lugar de trabajo, a relacionarse con colegas y a todo lo que suceda durante horarios de oficina. 

Puede presentarse en cualquier momento de la vida laboral, incluso en personas que antes no tenían problemas con trabajar o cumplir tareas y en casos extremos puede ser completamente incapacitante para quien la sufre, aumentando su probabilidad de perder el trabajo o dificultad para encontrar uno nuevo.



Como en todas las fobias y miedos irracionales, existen diferentes niveles de ansiedad, desde sentir simple desprecio por el trabajo y lo con él ocurra hasta tener sintomatologías físicas típicas de las fobias como pueden ser: sudoración, taquicardia, temblores e incluso ataques de pánico.

Existen diferentes causas que pueden desatar episodios de ergofobia, cada pesona es distinta y por lo tanto los orígenes de su angustía pueden variar, no podemos ni en esta ni en ninguna otra fobia generalizar.

Existen casos documentados de personas que han sufrido este tipo de fobia debido al miedo inconsciente de perder el trabajo o hacer el ridículo en él.

También puede ser que se sientan poco capaces de realizar la tarea, que la sientan como una responsabilidad mayor que sus capacidades o que la competencia entre colegas sea muy fuerte. 

Los tiempos de entrega pueden ser también una fuente de ansiedad para algunas personas, el perfeccionismo no ayuda en estos casos.


Generalmente los miedos suelen acarrearse desde la infancia o adolescencia, pero no se hacen presentes hasta la edad adulta, asi pues, una persona que sufrió bullying o burlas por parte de sus compañeros de escuela tiene más probabilidades de desarrollar este tipo de fobia al sentirse inferior o temer por su integridad y puesto. 

Afortunadamente existen soluciones para estos casos que mejorarán la calidad de vida de la persona que padece ergofobia y que han comprobado dar muy buenos resultados a corto plazo.

Personalmente recomiendo la terapia cognitivo conductual, ya que gracias a sus métodos de desensibilización se logrará en poco tiempo disminuir los síntomas de la fobia y reintegrar al paciente con mayor tasa de éxito a la vida laboral. 

Pero no todos los pacientes son para terapia, tal vez no debería decir esto, por no afectar mi profesión, pero no siempre es necesario acudir a terapia para superar los miedos. Existen niveles bajos de ansiedad y temor que podemos resolver por nosotros mismos, estos puede ser con técnicas de relajación, de reaprendizaje de ideas, de ver la vida desde otro punto.

Si quisieran más información acerca de cómo lograrlo en su caso particular y cómo realizar estas técnicas pueden contactarme por esta via, por facebook: www.eldivandelorena.blogspot.mx o por twitter: @eldivandelorena.

Y no olviden compartir o dar like a esta publicación si creen que puede serle útil a los demás. 

¡Saludos!


 

 

 
 

miércoles, 22 de abril de 2015

Apoyo psicológico en transplante de órganos



Como sabemos, la donación de órganos y tejidos puede ayudar a salvar vidas o a mejorar su calidad. Debe ser un acto completamente voluntario, hecho por altruismo o amor y nunca bajo presión de ningún tipo.

Generalmente, las donaciones se obtienen de personas fallecidas que resultan ser compatibles con quien recibirá el órgano, pero también pueden hacerse donaciones en vida, por ejemplo, de riñón o médula ósea.

Existen dos momentos en los que un paciente puede y debe recibir apoyo psicológico: cuando recibirá un órgano y cuando va a donarlo en vida. 


El paciente que recibe un transplante:

Saber que se ha encontrado un donador es una muy buena noticia para cualquier paciente y su familia, se recupera la esperanza de una vida mejor o más larga y la angustia de una muerte inminente se disipa, pero con toda esta alegría nuevos sentimientos entran en juego, es posible sentir temor o ansiedad de cara a la cirugía, a los resultados de esta o a la compatibilidad y posible rechazo del cuerpo hacia el órgano. 

Todos estos miedos son completamente normales y la mayoría de las personas los sufren en mayor o menor grado en algún momento del tratamiento. 

También pueden darse otros efectos secundarios a nivel psicológico en una persona que recibe un transplante, entre estos podemos encontrar:
  • Trastornos sexuales, como pérdida de interés o problemas de erección debido a la medicación o por temor a dañar el órgano o la herida.
  • Depresión, que en casos extremos puede afectar al grado de rechazar el nuevo órgano o desobedecer indicaciones médicas
  •  Sentimientos de culpa al pensar que otra persona debió morir para que ellos pudieran vivir, a veces tratan de imaginar cómo era esta persona en vida, su familia, su apariencia física, etc.
  • Si el donante continúa con vida, se puede crear una relación conflictiva, no me refiero a que no se soporten, sino a que puede existir un sentimiento de "deuda eterna" por parte del paciente, así como una preocupación constante por el bienestar del donador, su salud, su felicidad, etc. 
  • Por último, se pueden encontrar casos del llamado Síndrome de Frankestein, que hace a los pacientes sentirse "armados" por pedazos de cadáveres, generando ansiedad, depresión y rechazo al propio cuerpo.
Para estos casos están los psicólogos y psiquiátras hospitalarios, ellos están capacitados para atender y contener las emociones sucitadas por un transplante, también pueden apoyar en caso de que no sea posible encontrar un donante y la vida del paciente se vaya mermando.
Para cualquiera de los casos anteriores o incluso si no hubiera repercusiones significativas psicológicas en el paciente, el apoyo familiar es fundamental para una mejora tanto física y emocional post-quirúrgica.
 
 La persona que dona un órgano en vida:
De acuerdo con un estudio publicado por la psicóloga argentina Silvia Natenson, los motivos que llevan a una persona a donar en vida son:

Amor filial 91%. Amor a sí mismo 66,7%. Mandatos paternos 66,7%. Necesidad de protagonismo 41,7%. Dar segunda vida 50%. Ideales 50%. Obligación moral 50%. Altruismo 50%. Aceptación familiar 30%. Dependencia y control 25%. Ejercicio de la libertad 25%. Culpabilidad 16%. Interés económico 0%.

En vida se pueden donar riñones, hígado y médula ósea, las dos útimas se regeneran, pero aún así, algunas repercusiones psicológicas pueden aparecer.

Se han dado casos de aumento de ansiedad, somatización, ideas hipocondriacas y temor de perder la salud en donandores, las personas suelen donar por recomendación del médico, de la familia o del propio familiar necesitado de transplante, pero es posible que lo hagan con miedo o sin deseos y sea  más por responsabilidad y compromiso, lo cual puede afectar sus sentimientos de libertad, autonomía y autoestima. Y esto es por la "demanda de amor" que se crea entre ambos (donador y receptor) que puede manifestarse inconscientemente con pago de deudas, fobias, cambios de actitud hacia el trabajo o el donante.  

Con todo lo anterior, me parece imprescindible el apoyo psicológico para ambas partes antes y después del transplante, es fundamental realizar una evaluación previa al donador para saber los verdaderos motivos de su decisión y ayudarlo a afrontarlos. Se deben aclarar dudas y disipar temores en la medida de lo posible.


Posteriormente, cuando haya pasado la cirugía, la actitud entre ambas partes cambiará, la ansiedad del donante se reducirá y aumentará la sensación de bienestar de haber ayudado a alguien, generalmente un familiar cercano. 

En el caso de donantes de riñon, al perder por completo el órgano y no poder recuperarlo puede darse un tipo de duelo similar al que se tiene cuando una persona cercana muere. Es importante detectar a tiempo si esto está sucediendo y dar el tratamiento psicológico apropiado para la superación de la crisis. 

Cualquier duda o comentario, ya saben donde encontrarme y trataré de resolverla en la medida de lo posible.

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martes, 21 de abril de 2015

Miedo a la sangre: hematofobia

El miedo a la sangre parece ser muy común, a nadie le gusta ver su propia sangre ya que inconscientemente se disparan sentimientos de vulnerabilidad o hipocondriacos, como generalmente la sangre está en el interior de nuestro cuerpo sin que la podamos ver, el hecho de verla fuera nos causa angustia. Es un miedo muy extendido a nivel global, ya que estudios demuestran que el 10% de la población la padece en menor o mayor grado. 
No debemos confundirla con el miedo a las agujas e inyecciones (belenofobia) o el miedo el miedo a las heridas (traumatofobia), ya que, a pesar de que generalmente van de la mano, son fobias diferentes que se comportan y tienen sus inicios de otras maneras. 

Como en todas las fobias, la angustia anticipatoria suele ser mayor que la angustia real cuando se está frente a lo que se teme. Esto quiere decir que la ansiedad que se da antes de que el evento comience puede afectar mucho más que la que se tiene cuando se está expuesto, en este caso, a la sangre. 

Pensamientos castatróficos vienen a las personas cuando saben que tendrán que exponerse directamente a la sangre, estos son la base de la angustia anticipatoria, se pueden pensar cosas como: "seguro me voy a desmayar", "voy a hacer el ridículo", "nunca lo voy a superar y perderé el control", etc. 

El temor al desmayo y la anticipación de consecuencias negativas es mayor que el miedo real a la sangre. Pero como alguien alguna vez dijo: "cuando hay una batalla entre la imaginación y la razón, la imaginación siempre ganará", es decir, dejamos volar la mente y la creatividad hasta el extremo pensando en cosas negativas y horribles que nos sucederán, cuando en realidad tal vez nada de eso suceda. 

Esta fobia funciona diferente que el resto ya que se da en dos fases: primero, se eleva la presión arterial que causa palpitaciones y sudoración, posteriormente hay una caída brusca de presión y tensión arterial, lo cual genera mareos, inestabilidad y en casos extremos desmayos. Cualquier otra fobia, se quedaría unicamente en la primera fase, provocando alerta y tensión.

Las mujeres suelen ser más sensibles a la sangre, pero por otro lado, parece ser que los hombres llegan más facilmente al desmayo.

El miedo suele iniciarse desde temprana edad muchas veces por experiencias de otras personas o reacciones aprendidas de padres o familiares mayores. Es por esto que, tanto para esta como para todas las demás fobias, lo más prudente es no hacerlas tan exageradas y visibles en frente de los niños para evitar que las copien. Los miedos suelen ser aprendidos, no los traemos de nacimiento, así que una buena manera de evitar que nuestros niños sufran nuestros temores de mayores es no enseñarselos.
La buena noticia es que la hematofobia es completamente tratable y con una terapia adecuada (similar a las que se realizan para tratar cualquier otro fobia) puede devolver calidad de vida y tranquilidad al paciente que la sufre.

Algunas maneras que se recomiendan para tratar este miedo incluyen técnicas de relajación, exposición directa a la sangre, respiraciones o incluso una técnica conocida como esfuerzo intelectual, en la cual hay que ir contando de 7 en 7 hacia atrás, de esta manera la mente se concetrará en algo diferente y evitará los molestos síntomas de la ansiedad e incluso el desmayo. 

De cualquier manera, estas técnicas deben ser supervisadas por profesionales, no podemos auto ayudarnos porque sería perder el tiempo, recomiendo buscar una terapia congnitivo conductual en caso de que el miedo nos impida llevar una vida normal y realizar actividades como asistir al médico, hacer análisis de laboratorio, ver programas de televisión donde aparezca algo de sangre, etc. 

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lunes, 20 de abril de 2015

Miedo a los aviones: aerofobia





El miedo a volar o a los aviones se conoce como aerofobia, es uno de los miedos más comunes que existen. Se calcula que solo el 5% de las personas que viajan en avión no tienen ningún tipo de temor y lo hacen con tranquilidad.

A pesar de ser muy frecuente sentir algún tipo de ansiedad al volar, es extraño, ya que se considera al avión como el medio de transporte más seguro, si es así ¿por qué nos atemoriza tanto?.

Empecemos por lo más lógico: porque el cielo no es natural para el ser humano, por lo tanto nos sentimos más cómodos en ambientes que nuestro cuerpo domina como la tierra y el agua en algunos casos.

Por otro lado, algunos miedos que nada tienen que ver con los aviones y que incluso se pueden presentar en tierra se conjuntan durante el vuelo, aumentando nuestra ansiedad, un ejemplo podría ser el miedo a sentirse encerrado o claustrofobia, definitivamente durante el vuelo nadie puede salir y esto puede provocar ansiedad, así que el temor real sería a sentirse encerrado y no tanto a volar, pero puede confundirse o incluso mezclarse con este. 

Otro ejemplo podría ser el temor a las altas velocidades o a las alturas, esto puede hacer que subirse a un avión sea todo un reto. 

En el caso de personas con ataques de pánico, el temor puede presentarse antes de subir al avión, incluso con semanas de anticipación, por el miedo a presentar una crisis durante el vuelo y no poder huir o no recibir ayuda. 

¿Cómo superar el temor a los aviones?
Antes de pensar en el cómo, es recomendable identificar el grado de ansiedad que produce el viajar en avión. No todas las personas sienten lo mismo respecto a este tema y trataré de identificar los niveles que existen al respecto:

1.  Nerviosismo leve: en este nivel cabrían las personas que suben al avión sin mayores complicaciones. Pueden mantenerse y controlar su ansiedad durante todo el vuelo, incluso si se presentaran turbulencias. En algunos momentos pueden sentir nervios o temor pero en pocos minutos logran controlarlo y vuelven a la normalidad enseguida. 

2. Nerviosismo moderado: son personas que comienzan a sentir ansiedad dias antes de viajar en avión, suelen presentar trastornos físicos antes y durante el vuelo como pueden ser: insomnnio, mareos, diarrea, sudoración o palpitaciones. De cualquier manera pueden abordar el avión y en algunos casos recurren a medicamentos traquilizantes para sentirse mejor durante el viaje. Es común que permanezcan muy atentos a todo lo que ocurre a su alrededor, angustiados por cualquier cosa que pudiera ser una señal de alarma, como la luz de mantener el cinturón de seguridad abrochado, mensajes desde la cabina de pilotos o sobrecargos, sonido de los motores, etc. 

3. Fobia: estas personas buscan a toda costa evadir o postergar los viajes en avión, incluso meses antes del vuelo se sienten nerviosos y desesperados. Pueden faltar a eventos importantes y viajes de trabajo o vacaciones con tal de no afrontar el miedo que sienten. En la mayoría de los casos saben que su temor es exagerado e infundado pero no pueden controlarlo.

Dependiendo el nivel de ansiedad en que se encuentre cada persona será el tratamiento recomendado, cuando más bajo es, más fácil y rápido será tratarlo. 


Sugerencias para manejar el miedo a volar:
  • Procurar no consumir o disminuir el consumo de cafeína, ya que puede alterarnos más.
  • Buscar mantenerse distraído durante el vuelo, leer, jugar, ver una película o escuchar música  pueden ayudar.
  • Viajar con zapatos bajos y ropa holgada, esto ayudará a estar más cómodos y manejarse con mayor facilidad.
  • En caso de turbulencia, recordar que a pesar de ser molestas e incluso aterradoras en casos extremos, no suponen riesgo alguno para la nave.
  • Si la ansiedad comienza a ganar terreno, recuerde respirar lentamente, inhale y exhale despacio, procure no solo "inflar" el abdomen con el aire, sino llenar los pulmones, esto lo logrará respirando por la nariz unicamente.
  • Realizar el ejercicio de la puerta de la ansiedad o del refugio: este consiste en imaginar una  puerta junto a nosotros, abrirla y "arrojar" dentro el miedo y la angustia, visualizarnos cerrando la puerta y dejándola atrás sin voltear a verla. La ansiedad está encerrada ahí, nosotros mismos le cerramos la puerta y se ha quedado atrás. 
  • Otra técnica es imaginarnos en un lugar bonito, crear ahí un refugio (cueva, casa, etc.) y protegernos ahí de los peligros de fuera

Espero que les haya sido de utilidad esta información, cualquier duda o comentario pueden contactarme dejando un mensaje en la sección de abajo o via facebook: www.facebook.com/eldivandelorena o twitter: @eldivandelorena.

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jueves, 16 de abril de 2015

Las fobias: miedos sin fundamento

Una fobia se define como el miedo irracional y excesivo hacia algo, que puede ser circunstacias, objetos, animales o personas.


Una persona fóbica vive con ansiedad e intenta no toparse nunca con aquello que le produce miedo, en caso de encontrarse en una situación que le produzca temor, reaccionará con los síntomas físicos característicos de la ansiedad y la angustia como pueden ser: taquicardias, sudoración, necesidad de salir del lugar donde se encuentre, mareos, temblores e incluso desmayos.

Dada la naturaleza de los síntomas físicos que las fobias producen, es posible que las personas busquen respuestas en la medicina más que en la psicología, pueden aparecer ideas hipocondriacas o miedo a la muerte.

La esencia de la fóbia radica entonces en la evitación de las situaciones que produzcan ansiedad, el temor a repetir los síntomas de la ansiedad es a veces mayor que el miedo mismo al objeto al que se teme y el solo hecho de pensar que en un futuro se puede repetir la crisis produce aún más ansiedad, a esto le llamamos angustia anticipatoria.

La mayoría de las fobias se relacionan con objetos o situaciones con las que el paciente se encuentra a menudo, lo cual hace que la vida diaria se vaya mermando y disminuya en calidad y funcionalidad.

Una persona fóbica sabe que sus miedos son irreales y exagerados, pero no puede evitar sentirlos, intentará entonces dominarlos y tal vez lo logre, pero solo superficialmente, ya que el miedo inicial prevalece mientras que los síntomas se van transformando en nuevos a medida que el paciente los va dominando, lo cual genera una sensación de vulnerabilidad que solo aporta mayores temores, de esta manera, puede suceder que inicialmente se tenga miedo a una sola cosa, posteriormente a dos y luego a tres, extendiendo de esta forma los miedos a todos los ámbitos de la vida.

Rasgos de caracter fóbico:

  • La raíz del miedo es inconsciente: es decir, no saben por qué le temen a ciertas cosas y en ocasiones no recuerdan la primera vez que les atemorizó.
  • Las evitaciones de actividades son explicadas por ellos mismos a otras personas como cuestiones de gusto, por ejemplo, una persona con miedo a los aviones dirá que no viaja por que no le gusta, es dificil que acepte la verdadera razón y posiblemente le gustaría viajar, pero su miedo no se lo permite.
  • En algunas ocasiones pueden llegar a sentir envidia por las personas que no padecen fobias y que llevan una vida más libre que la de ellos.
  • El paciente teme por su seguridad, se ve constantemente en situaciones de peligro, por lo tanto evita experimentar nuevas actividades donde no se sienta seguro.

Tipos de personalidades más propensas a las fobias:

  • Obesisivos: Pasan horas pensando en su fobia y como evitarla, la angustia anticipatoria que sienten es incluso más fuerte que la fobia misma, crean rituales para minimizar su ansiedad.
  • Histéricos: dramatizan fuertemente sus síntomas, esperan captar la atención de los demás y generalmente versan sobre sexo y dependencia.

Por otro lado, tenemos a las personas contrafóbicas, que se caracterizan por tratar de imponerse a sus miedos y realizan actividades que conllevan un peligro real pero temen de las que no representan ningún peligro.

Para todos estos casos existe solución y la hayamos en la psicoterapia, generalmente la más útil en este tipo de miedos es la conductual, pero desde luego que existen muchas otras opciones que también pueden funcionar, recordemos que no todos los pacientes son para todas las terapias y viceversa.









martes, 14 de abril de 2015

¿Cómo tratar la muerte con los niños?


Este tema es especialmente complicado, la muerte no es nada fácil de asimilar y mucho menos cuando el que ha perdido a un ser querido es un niño, es por esto que como adultos debemos comprender dos cosas principales antes de hablar del tema con nuestros hijos:

1. La concepción que tenemos nosotros mismos de la muerte, si nos causa miedo o angustia o si por el contrario, la percibimos como un paso más en la existencia que  nos llevará a un lugar mejor, aunque no queramos, estas emociones se transmitirán a nuestros hijos de manera inconsciente.

2. La edad psicológica y cronológica del niño, no es lo mismo hablar del tema a un niño de 4 años que a uno de 9 o 10. Asi que es necesario conocer el grado de madurez y las características emocionales de cada uno, es decir, un niño puede tener 6 años y ser tan maduro psicológicamente como uno de 8 o tan inmaduro como uno de 4, así que tendremos que acoplarnos a esto y hablarle a su nivel.
 


Por otro lado están las emociones, puede que nuestro niño sea extremadamente sensible e impresionable y habrá que hablar con mucho tacto con él, o podría ser que sea muy fuerte e incluso que parezca que es frío, en este caso, la manera de abordar el tema tendría que ser diferente.

Es importante aclarar que antes de los 5 años aproximadamente, los niños piensan que la muerte es un estado temporal y revertible, posteriormente comienzan a darse cuenta de que es definitiva y permanente, además de que a todos nos sucederá en algún momento y al comprender esto puede sentir angustia por la propia muerte o la de sus seres queridos. 


Antes de pasar a la parte donde explico lo que si se debe de decir a los niños empezaré por decir lo que no se debe hacer:
  • Tratar de explicar la muerte de un ser querido diciendo cosas como: "es que ya estaba viejito y por eso murió" o "se murió por que estaba enfermo". En cuanto a esto, me gustaría aclarar que los niños no hablan jamás en sentidos figurados, es decir, lo entienden todo textualmente, si les decimos cosas como las anteriores les crearemos confusión, ya que pensarán que solo los viejitos se mueren o que cualquier enfermedad puede matarlos, incluso una gripita. Recordemos que no pueden diferenciar tampoco exageraciones de realidades y mucho menos sabrán que por un dolor de estómago nadie se muere y cuando lo sientan se angustiarán terriblemente pensando que ha llegado su momento. 
  • Otras expresiones que son comunes al momento de hablar de la muerte son: "se lo llevó Dios" o "ya está descansando", como dije anteriormente, los niños no entienden estas expresiones, así que podrían pensar que Dios bajó personalmente y se lo llevó de la mano, lo cual puede hacerlo sentir irá hacia él o, en el segundo caso, pensar que como dormir es descansar, entonces puede morir mientras duerme y comenzará a tener miedo a dormir o a que otras personas lo hagan.
  • Evitar de hablar del tema con ellos, eso los confundirá mucho y se pasarán todo el duelo (que hasta para los adultos es complicado) solos, sin explicaciones de lo sucedido y tratando de entender por ellos mismos. 
Debemos tomar en cuenta que los niños son niños, no tontos, así que se darán cuenta del sufrimiento de los adultos, del cambio de rutina y del ambiente que prevalezca en la familia y les afectará.
 
Lo que si se debe hacer es:
  1. Hablar claramente y a su nivel
  2. Validar sus sentimientos, esto significa, dejarlo hablar y que exprese lo que piensa, si tuviera complicaciones para identificar lo que siente será muy importante que le ayudemos a ponerle nombre a estas emociones, se pueden usar frases como: "se que te sientes triste/enojado..."
  3.  Dejarlo que reaccione espontáneamente sin juzgarlo: cada uno de nosotros reacciona diferente ante la noticia de la muerte de un ser querido, algunos estallan en llanto, otros se enojan, otros rien como mecanismo de defensa o incluso algunos pueden ponerse violentos, debemos dejar que se desahogue de la manera que a él mejor le funcione, pero siempre poniendo límites y conteniendo la emoción para que no se desboque.
  4. No ignorar el tema, hablar de la muerte o de la persona fallecida cada que el niño saque el tema, platicar puede ser muy terapéutico y consolador, ayuda a organizar sentimientos y pensamientos, pero sobre todo genera empatía y acompañamiento entre las personas que están pasando por un duelo.
Espero que esta información haya sido de utilidad, cualquier otra cosa que quieran comentar estoy disponible en este blog, via facebook: www.facebook.com/eldivandelorena o twitter: @eldivandelorena.

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