miércoles, 22 de abril de 2015

Apoyo psicológico en transplante de órganos



Como sabemos, la donación de órganos y tejidos puede ayudar a salvar vidas o a mejorar su calidad. Debe ser un acto completamente voluntario, hecho por altruismo o amor y nunca bajo presión de ningún tipo.

Generalmente, las donaciones se obtienen de personas fallecidas que resultan ser compatibles con quien recibirá el órgano, pero también pueden hacerse donaciones en vida, por ejemplo, de riñón o médula ósea.

Existen dos momentos en los que un paciente puede y debe recibir apoyo psicológico: cuando recibirá un órgano y cuando va a donarlo en vida. 


El paciente que recibe un transplante:

Saber que se ha encontrado un donador es una muy buena noticia para cualquier paciente y su familia, se recupera la esperanza de una vida mejor o más larga y la angustia de una muerte inminente se disipa, pero con toda esta alegría nuevos sentimientos entran en juego, es posible sentir temor o ansiedad de cara a la cirugía, a los resultados de esta o a la compatibilidad y posible rechazo del cuerpo hacia el órgano. 

Todos estos miedos son completamente normales y la mayoría de las personas los sufren en mayor o menor grado en algún momento del tratamiento. 

También pueden darse otros efectos secundarios a nivel psicológico en una persona que recibe un transplante, entre estos podemos encontrar:
  • Trastornos sexuales, como pérdida de interés o problemas de erección debido a la medicación o por temor a dañar el órgano o la herida.
  • Depresión, que en casos extremos puede afectar al grado de rechazar el nuevo órgano o desobedecer indicaciones médicas
  •  Sentimientos de culpa al pensar que otra persona debió morir para que ellos pudieran vivir, a veces tratan de imaginar cómo era esta persona en vida, su familia, su apariencia física, etc.
  • Si el donante continúa con vida, se puede crear una relación conflictiva, no me refiero a que no se soporten, sino a que puede existir un sentimiento de "deuda eterna" por parte del paciente, así como una preocupación constante por el bienestar del donador, su salud, su felicidad, etc. 
  • Por último, se pueden encontrar casos del llamado Síndrome de Frankestein, que hace a los pacientes sentirse "armados" por pedazos de cadáveres, generando ansiedad, depresión y rechazo al propio cuerpo.
Para estos casos están los psicólogos y psiquiátras hospitalarios, ellos están capacitados para atender y contener las emociones sucitadas por un transplante, también pueden apoyar en caso de que no sea posible encontrar un donante y la vida del paciente se vaya mermando.
Para cualquiera de los casos anteriores o incluso si no hubiera repercusiones significativas psicológicas en el paciente, el apoyo familiar es fundamental para una mejora tanto física y emocional post-quirúrgica.
 
 La persona que dona un órgano en vida:
De acuerdo con un estudio publicado por la psicóloga argentina Silvia Natenson, los motivos que llevan a una persona a donar en vida son:

Amor filial 91%. Amor a sí mismo 66,7%. Mandatos paternos 66,7%. Necesidad de protagonismo 41,7%. Dar segunda vida 50%. Ideales 50%. Obligación moral 50%. Altruismo 50%. Aceptación familiar 30%. Dependencia y control 25%. Ejercicio de la libertad 25%. Culpabilidad 16%. Interés económico 0%.

En vida se pueden donar riñones, hígado y médula ósea, las dos útimas se regeneran, pero aún así, algunas repercusiones psicológicas pueden aparecer.

Se han dado casos de aumento de ansiedad, somatización, ideas hipocondriacas y temor de perder la salud en donandores, las personas suelen donar por recomendación del médico, de la familia o del propio familiar necesitado de transplante, pero es posible que lo hagan con miedo o sin deseos y sea  más por responsabilidad y compromiso, lo cual puede afectar sus sentimientos de libertad, autonomía y autoestima. Y esto es por la "demanda de amor" que se crea entre ambos (donador y receptor) que puede manifestarse inconscientemente con pago de deudas, fobias, cambios de actitud hacia el trabajo o el donante.  

Con todo lo anterior, me parece imprescindible el apoyo psicológico para ambas partes antes y después del transplante, es fundamental realizar una evaluación previa al donador para saber los verdaderos motivos de su decisión y ayudarlo a afrontarlos. Se deben aclarar dudas y disipar temores en la medida de lo posible.


Posteriormente, cuando haya pasado la cirugía, la actitud entre ambas partes cambiará, la ansiedad del donante se reducirá y aumentará la sensación de bienestar de haber ayudado a alguien, generalmente un familiar cercano. 

En el caso de donantes de riñon, al perder por completo el órgano y no poder recuperarlo puede darse un tipo de duelo similar al que se tiene cuando una persona cercana muere. Es importante detectar a tiempo si esto está sucediendo y dar el tratamiento psicológico apropiado para la superación de la crisis. 

Cualquier duda o comentario, ya saben donde encontrarme y trataré de resolverla en la medida de lo posible.

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@eldivandelorena

¡Saludos!



 

 




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