Es una pregunta complicada pero muy
común, ¿cómo puedo vivir (o sobrevivir) a este trastorno?. En mi
experiencia con pacientes con este problema he visto de todo, desde
una ansiedad moderada que solo aparece durante periodos cortos de
tiempo y desaparece después, hasta personas que simplemente no
pueden pensar en otra cosa, para ejemplificar tomaré el caso de una
paciente cercana a mi, cuya identidad mantendré oculta por respeto a
ella y su familia, le pondremos entonces el nombre de Paola.
Paola, comenzó a sentir alrededor de
los 20 años momentos de angustia sin razón aparente, simplemente se
sentía nerviosa, con miedo o preocupación de que algo malo
sucediera, pero no sabía ni siquiera a qué era a lo que le temía.
Poco a poco los miedos fueron tomando forma y haciendose presentes en
momentos similiares, así que empezó con pequeñas “incomodidades”
al tener que estar sola en su casa o manejando, a salir a la calle o
incluso a enfrentarse a situaciones que anteriormente no le causaban
ningún problema.
Las cosas se fueron complicando y esos
“mieditos” se convirtieron en auténticas fóbias, el hecho de
saber que tendría que salir a la calle o manejar en un futuro le
causaba mucha angustía, le provocaba temblores y mareos, esto es lo
que los psicólogos llamamos angustia anticipatoria y es
característica de este tipo de trastornos.
Asi pues, la angustía y ansiedad
comenzó a apoderarse de su vida y a mermar su libertad, el miedo ya
no era solamente a estar sola o salir a la calle, ya era miedo o
mejor dicho: pánico, a volver a repetir esas crisis de angustía que
le provocaban vértigo, temblores y malestar general.
Dejó de hacer cosas y a ir a lugares
donde anteriormente se había sentido mal, así que optó por
quedarse en su casa el mayor tiempo posible, para ella el único
lugar seguro del mundo. Esta es otra característica típica,
sobretodo del trastorno de pánico, el miedo a salir a la calle o a
estar en lugares conglomerados se denomina agorafóbia.
No buscó ayuda en ese momento porque
siempre creyó que sería solo una etapa mala en su vida y que ella
sola podría superarla, cuando vió que cada vez hacía menos y
“vivía” menos, decidió buscar una terapia.
Para fortuna de Paola, actualmente se
encuentra en tratamiento y los ataques de pánico han disminuido
bastante en frecuencia e intensidad, los miedos que padecía también
han ido desapareciendo y ahora solo quedan algunos rastros de lo que
antes fueron fobias completamente incapacitantes.
Este caso es muy ilustrativo ya que
cumple con practicamente todos los pasos de una persona que sufre un
trastorno de este tipo, el riesgo de no buscar ayuda a tiempo es que
ansiedad y depresión van de la mano frecuentemente, una da paso a la
otra, mientras más tiempo se deje pasar más probabilidad hay de
padecer ambas y más lento se hará el tratamiento.
Si has sentido algo similar a los
síntomas de Paola o si tienes algún conocido que los padezca puedes
preguntarme tus inquitudes. Recuerda que entre todos hacemos esta
comunidad y juntos somos más fuertes.
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