jueves, 9 de abril de 2015

Ansiedad real: El caso de Paola parte 2

Continuemos con Paola, como vimos en la entrada anterior, la madre de Paola siempre fue muy exigente y perfeccionista, caía en los que los psicólogos llamamos ser obsesivo, una característica de este tipo de personas es que son especialmente controladoras y buscan (a veces de manera inconsciente) que los demás se comporten y piensen como ellos.

Así pues, nuestra paciente siguió creciendo en este ambiente, donde no sentía poder hacer nada sin la autorización o el consejo de su madre, es decir, era dependiente de ella, pero no lo sabía. 

Un día la madre de Paola enfermó de gravedad, los médicos no daban un buen pronóstico y parecía que podría morir o en caso de sobrevivir quedaría con secuelas que la harían depender de la ayuda de otros hasta para las cosas más simples como comer, ir al baño, escribir e incluso comunicarse.

¿Pueden imaginar lo que pasó a Paola a raíz de esto?, no es difícil imaginarlo: se quebró, su mente no pudo manejar la angustia que le provocaba perder a su madre y el miedo de que ya no la tendría cerca, la necesitaba, no podía hacer nada sin ella, no era independiente a pesar de su edad y lo sabía, se comparaba con sus amigas y notaba que ellas eran más maduras, más seguras de si mismas y más exitosas y felices, pensar en quedarse sin ese apoyo en su vida era demasiado para ella y fue cuando una personalidad ansiosa y con pequeños miedos y fobias se convierte en un paciente con un trastorno psiquiátrico llamado Transtorno de Pánico.

Así es, como su nombre lo indica este transtorno afecta a miles en el mundo y su principal característica son los ataques de pánico que produce de manera espontánea y frecuente. 

Cuando sintió su primer ataque de pánico no sabía que era lo que le pasaba, como muchas personas atribuyó la sensación a alguna enfermedad física así que recorrió y recorrió médicos que la pudieran diagnosticar pero ninguno encontraba nada malo en ella, era una chica sana perfectamente normal. Pero ella sabía que algo andaba mal, que algo en ella estaba cambiando, comenzó a sentir los síntomas que había padecido su madre durante su enfermedad y pasaba los días convenciendose de que los episodios no se repetirían sin mucho éxito ya que cada vez la angustia era mayor y sus recursos para mejarla se iban agotando.

Los síntomas que Paola describía a los médicos eran: mareos, vértigo, taquicardias, sudoración, dificultad para dormir, temblores en manos y entumecimiento de extremidades, si, casualmente los síntomas que ella asociaba con los que había padecido su madre eran los mismos que los de los ataques de ansiedad o de pánico.

¿Qué pasaba entonces con ella? ¡Estaba sufriendo los síntomas de alguien más en ella misma que estaba sana! Vaya relación de dependencia tan terrible.

Más adelante les contaré con detalle como fue evolucionando esto hasta que buscó ayuda profesional, su experiencia y desarrollo del transtorno. 

Mientras tanto, pueden comentar lo que gusten aquí mismo o seguirme en twitter o facebook como El divan de Lorena.


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